11 Oct Recomendaciones para un otoño saludable, según la Medicina Tradicional China
Todos los seres vivos están en constante interrelación con el medio ambiente y el ser humano no es una excepción a esta regla de la naturaleza. Esta interrelación es de afectación mutua: por un lado, nosotros podemos modelar y adecuar, en cierto modo, el ambiente a nuestras necesidades y, por otro, necesitamos adaptarnos a las condiciones siempre cambiantes del medio donde vivimos.
Un ejemplo de esta adaptación ocurre durante los cambios de estación, momento en que se hace necesario adecuar nuestros hábitos de vida -alimentación, ejercicios, equilibrio entre trabajo-descanso-ocio, etc.- al nuevo clima, para que nuestro sistema inmune responda correctamente y podamos mantener la salud de forma natural, evitando resfriados, gripes, alergias, y otras enfermedades.
En este sentido, la Medicina Tradicional China nos aporta una vía holística de salud, sin fármacos ni efectos secundarios nocivos, para mantenernos en un estado de bienestar y vitalidad todo el año.
En cuanto al otoño, es interesante observar la naturaleza para comprender su energía. En ésta época del año, la luz solar comienza a menguar progresivamente hasta el invierno, con la consecuente disminución de la temperatura y la actividad metabólica de muchas especies. Todavía se recogen frutas, frutos secos y verduras; y los árboles comienzan a despojarse de sus hojas, pues la energía que sostenía su verdor se recoge por completo en las raíces.
Así como sucede en la naturaleza, la energía de nuestro organismo también comienza a recogerse en la época otoñal, de modo que debemos darle al cuerpo la alimentación, ejercicio físico y respiración adecuados, para mantener el sistema inmunológico fuerte y un estado anímico vital.
Lo primero que debemos tener en cuenta, antes de pensar en tonificar el organismo y aumentar la energía defensiva, es desintoxicar el cuerpo. Todas las recomendaciones que ofrecemos a continuación van encaminadas a esta doble función: depurar y tonificar el organismo.
El primer factor que debemos tener en consideración es repoblar la microbiota intestinal, ya que cumple funciones básicas, como la eliminación de deshechos, la asimilación de nutrientes, así como la síntesis de nutrientes esenciales y neurotransmisores; además, contribuye a mantener el sistema inmunológico en equilibrio. Para este fin se recomienda tomar, de manera habitual, algún cultivo probiótico y consumir alimentos fermentados como el miso, tamari, ciruelas umeboshi, yogur, kéfir, bebida de kombucha, chucrut u otras verduras fermentadas y, con moderación sidras y cervezas artesanales sin pasteurizar.
A medida que la temperatura vaya descendiendo, iremos reduciendo el consumo de bebidas frías, alimentos congelados, ciertos vegetales crudos (lechuga, pepino, tomate), ciertas frutas (melón, sandía, tropicales…), y los siguientes alimentos: lácteos, cangrejos, conejo, pato, cebada, mijo, trigo, acelga, alcachofa, apio, berenjena, espárrago, plátano, menta y hierbabuena.
Como de costumbre, se aconseja evitar los alimentos refinados e industriales; conservantes, acidulantes, potenciadores de sabor, edulcorantes y colorantes artificiales; los excesos de azúcar, café y alcohol; evitar el tabaco y auto-medicarse (antibióticos, antiácidos, antidepresivos, ansiolíticos, analgésicos, etc.).
Lista de alimentos otoñales
Se recomienda que los alimentos sean cocidos (sopas y cremas), estofados, asados, al vapor, a la plancha o salteados. Los alimentos que son aptos para ser consumidos crudos serán especificados.
Cereales: avena, arroz integral, rojo y negro; centeno, maíz, trigo sarraceno y quinoa.
Proteína animal: pescado, anguila, mejillón, pulpo, cerdo; vaca, cordero, huevo y pollo.
Proteína vegetal: azuki, lentejas, garbanzos, alubias negras, blancas y rojas, tofu y seitán (no celíacos) y setas de estación.
Verduras: algas, ajo (crudo y cocinado), calabaza, cebolla y puerro (crudos y cocinados), coles (en todas sus variantes -cruda y cocinada-), guisantes, patata, boniato, jengibre (fresco y cocido), nabo (crudo y cocinado), rabanito (crudo y cocinado), zanahoria (cruda y cocinada), coliflor, brócoli, calabacín, olivas negras, rúcula (cruda) y espinacas (crudas y cocinadas).
Semillas y frutos secos: sésamo blanco y negro, almendra, cacahuete, castaña (asada y cocida), nuez, pistacho y avellanas.
Frutas: higo, albaricoque, ciruela, manzana, mandarina, melocotón, pera, naranja y uva.
Hierbas: (infusión o condimento): perejil, cúrcuma, pimienta negra, canela, orégano, romero, nuez moscada, clavo, regaliz, tila; melisa y hierba luisa.
Todos los alimentos que no están incluidos en la lista, si no están contraindicados se pueden tomar con normalidad, aunque lo más importante es hacer que los alimentos citados en la lista sean la base de nuestra dieta otoñal.
Ejercicios durante el otoño
Se recomienda las caminatas (sobre todo por los bosques para disfrutar de los ocres y el mullido de las hojas), andar en bicicleta y hacer deportes al aire libre. También es imprescindible la práctica de una disciplina que trabaje, además del ejercicio físico, el desarrollo del potencial respiratorio, como por ejemplo el Yoga, las prácticas físicas taoistas (Kung Fu, Tai Chi o Chi Kung)o la Tensegridad, para purificar los pulmones, calmar la mente y reforzar la salud.
Otras recomendaciones
Recibir sesiones de Acupuntura es altamente recomendable para mantener la vitalidad, en estos momentos en los que la energía decae. En una persona saludable se aconseja una sesión al mes, o al menos una cada cambio de estación, con la finalidad de equilibrar y prevenir. En personas que están aquejadas de alguna dolencia, enfermedad o debilidad, el consejo es acudir a un tratamiento de Medicina Tradicional China, donde el tratamiento a seguir será especificado según las necesidades particulares de la persona, buscando la mayor eficacia terapéutica.
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