El contacto con la quietud interna produce el gozo de sentirse viva. La simplicidad de parar nos hace conscientes de las capas que ocultan el estado natural de ser.
El movimiento corporal, el contacto con la respiración, la escucha y el habla conscientes, son algunas de las herramientas fundamentales para liberarnos de la ansiedad, el estrés, la angustia, la confusión… estados mentales desarmónicos por los que todas las personas transitamos alguna vez y que nos impiden vivir con aceptación, contentamiento y plenitud.